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PSICOSIS Y LITERATURA. Lectura de dos obras literarias de Ernesto Sábato

  • Foto del escritor: CAROLA ORLER
    CAROLA ORLER
  • 14 oct
  • 4 Min. de lectura

 

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¿Qué hace que un sujeto hable de sí mismo en tercera persona? los niños a veces lo hacen. Ya en el Seminario 1 Jacques Lacan plantea la pregunta ¿cómo aprende el hombre a decir yo? Se trata, nos dice, de una vacilación en la aprehensión del lenguaje, el yo nace en una referencia al tú. El sujeto humano no puede sobrevivir ni lograr su ser sin el Otro, se trata desde ahí de su ex–sistencia, su ser en el Otro. Y es que el sujeto tiene pocas posibilidades de reconocer sus deseos por sí mismo, porque en ese “sí mismo” no puede más que desconocerse.


Parto por esta asunción conflictiva del YO para hablar de Psicosis, porque como dice Lacan “si un hombre cualquiera que se cree rey está loco, no lo está menos un rey que se cree rey”. Pone en cuestión así la infatuación del ser, del rey, que olvida que su lugar no refiere a su ser, sino al destino que su pueblo le otorga. El yo está destinado a esa vacilación, por la que no puede más que desconocerse.


Tomando la preocupación de Freud por definir el mecanismo que se pone en juego en la psicosis, diferenciándolo de la neurosis, Lacan insistirá en precisar aquello diferencial que se anticipa de cierto modo en los textos freudianos. "No se vuelve loco quien quiere" es la frase que escribe en la pared de su sala de guardia y con la cual orienta su trabajo sobre la psicosis, desde su seminario de 1955 hasta el final de su labor.

 

La literatura a veces toma la delantera en la construcción de escenarios y personajes que habitan esos temas que nosotros estudiamos. Si tomamos dos textos de Ernesto Sábato podemos reconocer aspectos que importan para nuestro estudio.


En Informe sobre ciegos, el personaje principal, Fernando Vidal Olmos, nos describe cómo la identidad puede perderse, y deformarse el yo en proporciones inmensas. “¿Qué es lo que hace que un sujeto se sostenga, se reconozca y se enuncie a partir de su Nombre Propio aún cuando pueda deteriorarse, ir a la guerra o vivir tantas vicisitudes?, ¿o es verdad que, a pesar de todo, existe algún hilo, infinitamente estirable pero milagrosamente unitario, que a través de esos cambios y catástrofes mantenga la identidad del yo?”. En su Informe sobre ciegos, Fernando relata una investigación iniciada por él en el mundo de los ciegos y de una secta a la que ellos pertenecen, en manos de quien se halla su vida. Relata los episodios que se inauguran con "la ruptura catastrófica de mi personalidad”. El personaje muestra sus pensamientos en un texto con cambios de escritura: mayúsculas, minúsculas, recuadros, que van dando cuenta de su interpretación de la realidad, que hace signo de manera particular para él y que le determina su pensar y su actuar.


En El túnel, Juan Pablo Castel, pintor, relata cómo María Iribarne se convierte en el objeto de su amor a partir de un hecho particular: se detiene a mirar un cuadro llamado Maternidad, del cual él es su autor, hay una ventana en un rincón de la pintura, escena que sólo ella percibe y que para él se convierte en un signo: “eres igual que yo”. Nada ni nadie importa ya para el artista. La busca. Le habla. No importa qué opina ella, ni quién es, “la necesito. usted fue la única que se fijó en la escena de la ventana. usted siente como yo. usted miraba la escena como yo mismo”. No es la posición del otro lo que lo captura, sino cómo el otro se vuelve su propio yo. No es casual que Freud caracterice el enamoramiento con esa pérdida del ser en el otro que es casi delirante.

 

Para el personaje de El túnel, surge la búsqueda de lo inalcanzable, la confusión yo-otro en el enamoramiento, y el desconcierto o la permanente duda ante la ausencia del objeto. Lo más "loco" del amor, y el equívoco me suicidaré - la mataré. La certeza paranoica niega en cada signo que encuentra, que la comunicación absoluta y total, no existe. La desesperanza ante el desencuentro y el malentendido lo dejan al personaje sólo en su túnel "había un solo túnel oscuro y solitario: el mío, el túnel en que había transcurrido mi infancia, mi juventud, toda mi vida".

 

El mundo para Castel había perdido sentido. Y esta mujer le entrega todo el sentido. Le hace signo. Lo alude, va a decir Lacan. Vemos al igual que en Fernando Vidal Olmos esa pregunta por el ser. Justo ahí en un momento de su historia en que su entorno cobra un nuevo sentido. La campanilla de la ciega que escuchaba cada día, en una ocasión precisa sonó y él la escuchó particularmente. Le estuvo destinada. Desde ahí la realidad cambia para él.


Al decir de Lacan, en el Seminario 3, tenemos en estos cautivantes textos de Sábato un punto en común: un sujeto para el cual el mundo comenzó a cobrar significado.


Carola Orler, referencias para estudio sobre las psicosis.

 

 
 
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