LA AUTORIDAD MÉDICA Y PEDAGÓGICA EN EL FILM EL PEQUEÑO SALVAJE DE FRANÇOIS TRUFFAUT, 1970.
- CAROLA ORLER
- 25 feb
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 11 mar
Propongo un comentario desde una perspectiva histórica, ubicar cierto momento en el pasado para poder contextualizar la película que nos reúne, reconstruyendo una forma de abordar el concepto de sujeto diferente y el control que sobre el mismo ha propuesto la medicina o la pedagogía, hacer historia entonces en un intento de reinscribir esta relación que aparece como alienista-alienado, médico- enfermo o educador-alumno.

La interpretación jurídica de la locura se reducía, antes de la revolución, al concepto de interdicción, que traduce una medida judicial que excluye toda forma médica de apreciación e intervención para ser reglada directamente entre las familias y la autoridad judicial. El sujeto de derecho se definía entonces por "Ia capacidad general del hombre de pertenecerse y, pues, de adquirir" (1690), es sujeto de derecho el que posee, ya que aunque no le quede nada tiene siempre la propiedad de su persona. La interdicción se planteaba como una medida de precaución, para proteger a quienes no gozaban de sus facultades intelectuales y podian ser objeto de abuso de los otros. Por una paradoja la interdicción priva al sujeto de sus capacidades de sujeto de derecho, al tiempo que lo reconoce como tal. Esta práctica nace en 1690, cuando el encierro asocia a los insensatos, los criminales, con los pobres y los desocupados. El loco como tal, el enfermo mental, pasará un siglo antes que sea reconocido como sujeto de derecho. Y será en 1789.
En EL PEQUEÑO SALVAJE podríamos decir que la ciencia de la época, representada en el médico Pinel o en el pedagogo Itard, está penetrada de los frescos valores republicanos. Un grito los anima: libertad! Más es al precio de una primera paradoja, pues es en nombre mismo de la libertad que reclaman el aislamiento. Los médicos de la época construyen su argumento alrededor de los siguientes temas: el tema de la asistencia, la prevención de abusos de la interdicción, el preservar el orden público de los locos peligrosos, la derrota de la lentitud procesal de la interdicción. De manera general se ha reprochado a la interdicción el ser una medida arbitraria que plantea potencialmente el riesgo de una violación del derecho de libertad. A la interdicción, se opone entonces el aislamiento como medio de seguridad y tratamiento. La primera era una medida judicial, la segunda una medida médica.
La declaración de los derechos del ciudadano del 26 de agosto de 1789 afirma que "ningún hombre puede ser acusado, arrestado ni detenido más que en los casos determinados por la ley y según las formas que ella ha prescrito. Los que solicitan, expiden, ejecutan o hacen ejecutar órdenes arbitrarias, deben ser penados". La categoría de sujeto de derecho se extiende del espacio social y económico en que estaba situada, en tanto solo se refería a los propietarios, para aplicarse a todos los individuos.
La autoridad médica representada en Esquirol, Pinel y otros, entabla entonces un combate para sustituir el peritaje judicial y la práctica de la internación. Para la medicina de la época el aislamiento no puede estar subordinado a la interdicción. En su intento de diferenciar al enfermo del criminal, el médico se hace garante de un lugar distinto, aisla para curar. Una casa de alienados es un instrumento de curación según Esquirol, "los muros mismos de la casa de alienados son un remedio contra la locura", además de ser una medida de seguridad. El sometimiento al poder del médico y el aislamiento constituyen entonces una terapéutica y un instrumento del control social. Si bien el médico devuelve al enfermo su condición de humano, (recordemos que anteriormente su estatuto era demoníaco, luego criminal) cae en la paradoja de aislarlo del mundo de los hombres.
¿Cuál es el lugar que la ciencia de la época entonces, tiene destinado para Víctor?
Enfermo de nacimiento o por abandono, idiota o educable, Víctor se presenta como "diferente", "salvaje", "no se ha incorporado al desarrollo de la civilización y mantiene formas de vida primitivas". EI discurso científico viene aquí a ofrecer, mejor aún, imponer, un lugar en la civilización para este niño-animal. Lugar que tiene sus condiciones a las cuales él debe adecuarse, en un estado de sometimiento que lo hace domesticable. Víctor pasa de ser salvaje a ser salvable algo del registro humano es salvable en él, para este hombre que lo incorpora a su vida, entre ideales científicos y humanitarios.
Este paso de la naturaleza a la cultura va posibilitado por lo que denominamos como gobierno sobre la vida pulsional, esa "denegación cultural" al cumplimiento del principio de placer. La cultura suma operaciones y normas que distancian nuestra vida de la de nuestros antepasados animales, y que sirven a dos fines: la protección del ser humano frente a la naturaleza y la regulación de los vínculos recíprocos entre los hombres.
Este gobierno cultural sobre los instintos encuentra como escenario principal la Educación, desde allí "se dirige, se encamina y adoctrina hacia los buenos usos de urbanidad". Es desde el discurso de la pedagogía que se produce un constructo de "infancia"; a través del diseño de medidas y prácticas educativas, el "niño" se constituye en objeto y producto de este aparato de poder-saber que se origina principalmente en torno al conocimiento de la lectoescritura.
Atendiendo nuevamente a una reconstrucción histórica podemos decir que también aquí, en la práctica pedagógica de ltard, se inscriben los ideales revolucionarios franceses, allí surge la planificación de uno de los primeros sistemas racionales de enseñanza. Como institución pública, la escuela se inscribe en una lógica similar a la del asilo. Un concepto aparece común a ambas; el de disciplina. El poder disciplinario se ejerce desde una "jerarquía observadora", Se trata del disciplinamiento de la subjetividad, de la producción de "cuerpos dóciles" (dócil: del latín docilis, enseñable).
El concepto de disciplina remite por un lado a lo educativo, presenta determinado saber, cierta rama de saber, por otra parte denota cierta rama de corrección y de control (relativo a la disciplina militaris). El optimismo terapéutico de la psiquiatría francesa revolucionaria va de la mano de aquel relativo al nacimiento de la pedagogía. El poder médico se une a la pedagogía en ltard, bajo la forma de la "medicina moral". La terapéutica del médico o la disciplina educativa prometen una inserción/reinserción social para aquel que se somete reconociendo como amo al médico o al maestro.
El saber opera en Itard como resistencia, a través de los fracasos de su reeducación, será Victor quien nos confía la verdad que escapa a la construcción teórica de Itard, dominada por una ideología misionera. EI mérito de Itard consiste sin duda en no rechazar la aventura clínica desconocida, él introduce a Víctor en el mundo de la palabra, algo advierte acerca del advenimiento al registro de lo humano: el hombre es hecho por el hombre, pero en su intento de humanización confunde educación con domesticación. La práctica pedagógica como posibilidad de denominación se revierte hacia una práctica de la dominación.
Traigo del recuerdo una escena reciente, de la televisión chilena en el día del niño: un adulto pregunta a distintos niños sobre sus deseos, desafíos o intereses, varios de ellos responden: "me gustaría... poder pintar sin salirme de los márgenes".
¿Cuál es el margen al que tiende o contra el que atenta el sistema educativo? ¿Entre qué márgenes se delinea el sujeto?
Carola Orler